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Si alguna vez ha investigado algo en línea, probablemente haya utilizado Internet Archive (IA). La IA, fundada en 1996 por el bibliotecario e ingeniero Brewster Kahle, se describe a sí misma como "una biblioteca sin fines de lucro con millones de libros, películas, software, música, sitios web y más". Sus anales incluyen 37 millones de libros, muchos de los cuales son tomos antiguos que no están disponibles comercialmente. Tiene películas clásicas, muchos podcasts y, a través de su Wayback Machine, casi todas las páginas web eliminadas. Cuatro editoriales corporativas tienen un gran problema con esto, por lo que han demandado a Internet Archive. En Hachette v. Internet Archive, Hachette Publishing Group, Penguin Random House, HarperCollins y Wiley han alegado que la IA está infringiendo los derechos de autor. Ahora, un juez federal ha fallado en el caso de los editores.. La AI está apelando la decisión.

[...] Este troleo de preocupaciones no solo es falso, sino que el fallo en sí mismo, basado en los derechos de autor, es un golpe contra el uso justo. Nos acerca un paso más a los derechos de autor perpetuos: la idea de que las personas deben poseer su trabajo para siempre. La IA argumentó que su proyecto estaba cubierto por el uso justo, ya que la Biblioteca de emergencia proporciona textos con fines educativos y académicos. Incluso los escritores se opusieron al fallo de la corte. Más de 300 escritores firmaron una petición contra la demanda, incluidos Neil Gaiman, Naomi Klein y, escucha esto, Chuck Wendig. Los escritores no perdieron nada con la Biblioteca de Emergencia y ganaron todo con ella. Por mi parte, he adquirido materiales de investigación de la IA que no habría encontrado en ningún otro lado. El archivo tiene montones de fuentes primarias que, de lo contrario, podrían requerir que los investigadores vuelen por todo el país para acceder. Internet Archive es bueno para la alfabetización. Es bueno para el público. Es bueno para lectores, escritores y cualquiera que esté interesado en la educación literaria. No perjudica a los autores, cuyos ingresos no se ven afectados más que cualquier programa de biblioteca. Incluso los opositores iniciales de la Biblioteca de Emergencia han reconocido esto. La decisión de la corte federal es una victoria para las corporaciones y un desastre para todos los demás.

Si esta decisión no se revierte, los seres humanos perderán más conocimientos de los que jamás contuvo la Biblioteca de Alexandra. Si la apelación de IA falla, será una tragedia de proporciones históricas. escritores y cualquiera que haya invertido en la educación literaria. No perjudica a los autores, cuyos ingresos no se ven afectados más que cualquier programa de biblioteca. Incluso los opositores iniciales de la Biblioteca de Emergencia han reconocido esto. La decisión de la corte federal es una victoria para las corporaciones y un desastre para todos los demás. Si esta decisión no se revierte, los seres humanos perderán más conocimientos de los que jamás contuvo la Biblioteca de Alexandra. Si la apelación de IA falla, será una tragedia de proporciones históricas. escritores y cualquiera que haya invertido en la educación literaria. No perjudica a los autores, cuyos ingresos no se ven afectados más que cualquier programa de biblioteca. Incluso los opositores iniciales de la Biblioteca de Emergencia han reconocido esto. La decisión de la corte federal es una victoria para las corporaciones y un desastre para todos los demás. Si esta decisión no se revierte, los seres humanos perderán más conocimientos de los que jamás contuvo la Biblioteca de Alexandra. Si la apelación de IA falla, será una tragedia de proporciones históricas. los seres humanos perderán más conocimientos de los que jamás contuvo la Biblioteca de Alexandra. Si la apelación de IA falla, será una tragedia de proporciones históricas. los seres humanos perderán más conocimientos de los que jamás contuvo la Biblioteca de Alexandra. Si la apelación de IA falla, será una tragedia de proporciones históricas.