Por primera vez en más de 10 años, un prototipo de vacuna contra el VIH ha llegado a la última fase de los ensayos, la 3, que debe determinar si en el mundo real es capaz de proteger frente a la transmisión del virus que, si no se trata, causa el sida. El fármaco lo ha desarrollado Janssen, y utiliza la misma tecnología que la farmacéutica ha empleado en su vacuna contra la covid: un adenovirus modificado para que transporte al interior de las células del sujeto el ADN de sus proteínas más representativas de manera que el organismo del individuo cree anticuerpos contra ellas. Lo que hace este medicamento es que se dirige a distintas variantes de las proteínas gag, pol y env del virus, lo que le hace más difícil que evada la acción de los anticuerpos creados.
Es, a otro nivel, parecido a lo que sucedió hace ya 25 años con los tratamientos antivirales: empezaron a ser efectivos cuando se combinaron varios que interrumpían el ciclo de replicación del virus en puntos distintos. El Plan Nacional del Sida calcula que el año pasado hubo más de 2.600 nuevos infectados, en línea con una tendencia ligeramente descendente desde los 3.000 o 3.500 de hace una década.