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Un siglo después de que la mecánica cuántica revolucionara la física, los científicos aún no se ponen de acuerdo sobre cómo funciona fundamentalmente la teoría, a pesar de su tremendo éxito a la hora de explicar fenómenos naturales y hacer posible el desarrollo de tecnologías modernas. El enigma central de la teoría sigue sin resolverse: la forma en que se describen matemáticamente los sistemas cuánticos difiere de lo que los científicos observan al medirlos.
Esto ha dado lugar a interpretaciones contrapuestas sobre si los estados cuánticos representan la realidad física o son meras herramientas para calcular probabilidades. Mientras los investigadores debaten estas cuestiones fundamentales, la mecánica cuántica ha permitido avances en la física de partículas, la química y la informática. Predice con precisión fenómenos que van desde el comportamiento de los átomos hasta las propiedades del bosón de Higgs, y es la base de tecnologías como las computadoras cuánticas y los dispositivos de medición ultraprecisos. La incapacidad del campo para llegar a un consenso sobre sus fundamentos no ha obstaculizado sus aplicaciones prácticas. Los científicos siguen desarrollando nuevas tecnologías cuánticas al mismo tiempo que lidian con profundas preguntas sobre la medición, la localidad y la naturaleza de la realidad que han persistido desde los famosos debates de Einstein y Bohr en las décadas de 1920 y 1930.
