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Charles Darwin

[Vía Yahoo!] La atracción que sentimos, a tal grado de provocarnos tremendas erecciones, hacia los pechos, caderas, glúteos y demás atributos físicos de una mujer tiene un fundamento que, aunque suene muy animal, es meramente animal. Igual que la mujer busca estabilidad, el hombre busca poder de una u otra manera: intelectual, físico, material. Todo obedece a cuestiones de la perpetuación de nuestros genes. Darwin lo exponía ya hace dos siglos.


Se ha hablado todo sobre este naturalista y aún hay para otros mil años. En el presente texto trataremos de explicar la cuestión expuesta en el título, y otras más, con el fin de intentar ilustrar la enorme importancia que el británico ha dejado en el mundo.


Todos asociamos a Darwin con el siguiente enunciado “el hombre evolucionó a partir del primate”. Esa es la idea. Pero detrás de esto hay toda una teoría que revolucionó la forma de pensar, en este caso la victoriana, que le tocó vivir a él. Si planteáramos la pregunta del título en esa era, primero seríamos condenados y separados socialmente, y después, como buenos “British Gentlemen”, responderían: “Por designio divino”.


¿Se imaginan este tipo de respuestas en la sociedad actual? Pues eso era lo común antes de Darwin, incluso durante su tiempo, pero conforme la sociedad científica comenzó a comprender lo que su legado ofrecía la cosa fue cambiando. Nos fijamos en los pechos y las caderas de las mujeres por una cuestión reproductiva, evolutiva, de supervivencia de nuestros genes. Queremos perpetuarnos a través de nuestros genes.


Lo explico: ¿Qué es lo más importante que tenemos? Nuestra propia vida, sin ella no es posible nada; los mamíferos poseen, bajo condiciones normales, un casi indestructible instinto de supervivencia. Tratamos de reproducirnos para perpetuar esos genes, motivo por el que excitan, a los hombres, las caderas y los pechos de la mujer (hablo en términos generales; habrá, como es lógico, excepciones).

Pues unas caderas y glúteos prominentes se asocian a un canal pélvico amplio, y unos pechos grandes son sinónimo de leche materna; estos dos factores son positivos para, primero, un parto exitoso o con pocas posibilidades de distocia (parto laborioso), y, segundo, pechos pletóricos de leche se asocian a más probabilidades de que esa críe se logre bien.¡Nos estamos perpetuando a través de nuestros genes!


Por falta de espacio no entro en más profundidad en el tema, pero pueden consultar mi blog donde lo explico más a fondo, incluso cito un libro maravilloso de David Barasch, con el que entenderán muchos conceptos de vuestros comportamientos tan sexuales y tan animales: http://e-periodista-salud.blogspot.com/


Simplemente plantéense a sí mismos las siguientes preguntas, sin que esto justifique las inequidades sociales, capitalismo radical, racismo, belicismo, neoimperialismo, etcétera; verán en el fondo a Darwin: por qué tememos tanto a las crisis, por qué nos arreglamos cuando salimos con alguien del sexo opuesto, por qué nos cuesta tanto mostrarnos como somos, por qué queremos sentirnos identificados o parte de un grupo, por qué huimos tanto de la soledad, por qué son tan efectivos los discursos políticos que ofrecen bonanza…

Fuente: Yahoo!

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