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Desde tiempo inmemorial las civilizaciones han visto el ritmo de sus vidas marcado por el clima. Los egipcios tenían astrónomos que se dedicaban exclusivamente a prever las crecidas del Nilo según la posición de las estrellas, y las culturas ibéricas usaban pastores para la predicción por 'cabañuelas', que indicaban el tiempo meteorológico de los próximos meses. Hoy cualquier usuario puede suplir tanto al sabio como al trashumante por poco más de cien euros gracias a la extensa oferta de estaciones meteorológicas.




Este tipo de instrumentos no suponen en sí mismos una gran novedad, pues desde hace siglos el ser humano maneja aparatos como los termómetros, los higrómetros y los barómetros, basados en principios físicos elementales: dilatación del mercurio, presión del aire, condensación del vapor de agua, etc.

Estaciones de agujas

Es así como se construyen las estaciones meteorológicas tradicionales, que señalan con agujas el tiempo y permiten conocer la temperatura, el grado de humedad y la presión atmosférica. Se trata de un aparato dotado de tres esferas con agujas, que corresponden cada una al termómetro, higrómetro y barómetro.

Aunque su precisión es buena, actualmente cumplen funciones más bien decorativas; además, la exactitud de sus datos se limita exclusivamente al lugar donde esté situada la estación, por lo que si le da el sol o pasa una corriente de aire frío, sus valores se ven sensiblemente alterados.

Estaciones digitales


Otro cantar son los termohigrómetros digitales, sencillos de usar y que indican apenas unos pocos datos, como pueden ser la humedad y la temperatura, además de la hora. Para ofrecer los datos de humedad y temperatura se basan en sensores que miden la conductividad eléctrica de un material a distintas temperaturas y humedades.

La hora, en cambio, la ofrecen sincronizada por radio frecuencia con las emisoras de radio convencionales. Éstas a su vez se sincronizan con un reloj situado en Mainflingen (Alemania), que tiene una desviación de menos de un segundo en un millón de años.

Este tipo de estaciones simples no sirven para hacer predicciones del clima ni siquiera en las próximas horas, pues no registran históricos ni permiten conocer las evoluciones de la presión atmosférica, pero sí presentan la ventaja de ser portátiles y sencillas de usar.

Generalmente funcionan a pilas y en ocasiones tienen una segunda estación con sensores que se puede situar en el exterior y que se comunica por ondas de radio con la estación principal, por lo que permite conocer la diferencia de temperaturas con el interior de un recinto.


Los termohigrómetros son ampliamente usados en el deporte de aventura, sobre todo en montañismo, donde destacan marcas como Geonaute, también especializada en orientación por GPS, con ofertas como el WS 600 Mobile, una estación que cabe en un bolsillo y cuesta 25 euros, aunque no cuenta con una estación complementaria externa.

La WS 500, en cambio, sí cuenta con sensor exterior para, por ejemplo, dejarlo por la noche fuera de la tienda y conocer las mínimas. Su precio también es de 25 euros, aunque su tamaño es superior y no está protegida contra golpes ni es demasiado manejable.

Estaciones sofisticadas

En materia de estaciones meteorológicas hay para todos los gustos y bolsillos, pudiendo encontrar desde dispositivos muy completos por poco más de 100 euros, hasta los que superan los 400 euros sin contar otros complementos que se les puedan incorporar, y con los que deberán sincronizarse.


Se trata de aparatos que no se limitan a medir el tiempo exterior e interior, sino que registran los históricos de presiones atmosféricas y temperaturas, que permiten conocer las pluviometrías de una zona, la humedad ambiental e incluso la intensidad lumínica o el régimen de vientos. Son máquinas más pensadas para invernaderos profesionales que para jardines de casas residenciales o de veraneo, pero dado que su precio es asumible, se pueden adquirir.

Normalmente la estación cuenta con una pantalla LCD donde se reflejan los datos, y también con un dispositivo de radiofrecuencia con numerosos canales, de manera que se puede sincronizar con más o menos sofisticados pluviómetros (lluvia), anemómetros (viento), higrómetros (humedad), barómetros (presión atmosférica) y termómetros que se sitúen en diferentes zonas. A la hora de sincronizar cada dispositivo, basta con elegir un canal y pulsar el botón de sincronizar de la estación y del dispositivo a la vez.


Los aparatos más sofisticados cuentan incluso con conexión para ordenadores, de manera que se puedan almacenar los datos en archivos de tablas .XLS o hacer mapas de valores para luego imprimirlos. Una de las marcas especializadas en estaciones sofisticadas es Oregón Scientifics. Su modelo más completo, WMR928NX, de pantalla táctil, cuesta 410 euros, tiene un radio de cobertura de 40 metros y seis canales para sincronizar sensores externos tales como un pluviómetro, un higrómetro, un anemómetro o un termómetro.

Fuente: Consumer.

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