Investigadores de la Universidad Técnica de Eindhoven (Paises Bajos) acaban de presentar una prometedora solución para ayudarnos a reducir la dependencia energética de países conflictivos como Rusia. Su prototipo de acumulador de calor de sal podría ser un sustituto barato y cero emisiones de los sistemas de calefacción a gas que se usan en las casas y oficinas actualmente.
Olaf Adan es un investigador neerlandés que lleva 12 años trabajando en convertir la tecnología de las baterías de sal en un sistema de calefacción viable.
Cómo funciona
«Los cristales de sal absorben el agua, se hacen más grandes y, en el proceso, liberan calor», dice Adan. Pero este proceso también funciona a la inversa. «Al añadir calor, se evapora el agua y básicamente se 'seca' la sal, reduciendo así el tamaño de los cristales de sal», explica Adan. Mientras la sal se mantenga lejos del agua, el calor se queda almacenado en ella sin ningún tipo de pérdida, además, este proceso se puede repetir de manera infinita, asegura el investigador.
Placeholder La sal puede acumular calor y desprenderlo al contacto con el agua. La sal puede acumular calor y desprenderlo al contacto con el agua. Aun así el sistema requiere de una fuente de calor para iniciar el proceso. Los investigadores creen que ese calor residual que producen las fábricas o los centros de datos y que está por debajo de los 150 C se puede aprovechar para calentar los hogares.