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Numerosos estudios y ejemplos demuestran que las personas humildes y sin grandes pretensiones son los mejores líderes para el desempeño de una empresa en el largo plazo. La humildad, exudada por estos líderes, puede ser contagiosa. Sin embargo, en lugar de seguir el ejemplo de estos héroes no reconocidos, un artículo de la revista Harvard Business Review argumenta, que nos parece mejor buscar personas que exudan carisma. Incidiendo el artículo, sobre por qué ocurre esto.

Un estudio en el que se sugiere que a pesar de ser percibidos como arrogantes, los individuos narcisistas irradian "una imagen de un líder prototipo eficaz". Los líderes narcisistas saben cómo llamar la atención sobre si mismos. Disfrutando ellos mismos de la visibilidad que así se dan.

Ellos "saben" que ganan tiempo cuando la gente vea estas primeras señales de competencia, además el líder narcisista reduce el intercambio de información entre los miembros de su equipo y a menudo, afecta negativamente al rendimiento del grupo. No es que la gente carismática y narcisista nunca puedan ser buenos líderes. En algunas circunstancias, pueden serlo. Por ejemplo, un estudio encontró que los CEO narcisistas "favorecen acciones audaces que atraen la atención, dando lugar a grandes victorias o grandes pérdidas". Un líder narcisista puede representar una proposición de alto riesgo y alta recompensa.