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Desde sus oficinas de Ersatz en cafeterías, espacios de coworking y salas de estar, un número creciente de trabajadores remotos están rehaciendo en silencio la forma en que trabajamos y vivimos . De un informe: Tome a Eden Rehmet, quien pudo pagar su salario trabajando en servicios comerciales en un corredor de productos básicos de la ciudad de Nueva York para comprar una casa y abrir una pequeña empresa en el norte del estado. Rob Osoria, un desarrollador web, trabaja remotamente desde Brooklyn la mitad de la semana para evitar un viaje diario a su oficina de Manhattan. Y la diseñadora de interiores Meg Lavalette obtiene lo mejor de ambos mundos al vivir y hacer la mayor parte de su trabajo en el norte del estado de Nueva York, mientras viaja a la ciudad de Nueva York cada dos semanas para reunirse con clientes. Todos le dijeron a Recode que, aparte de algunas desventajas, han mejorado la calidad de sus vidas trabajando de forma remota y liberando su atadura a lugares específicos cerca de sus empleadores. Si bien el trabajo remoto ha borrado algunos de los límites entre su vida laboral y su vida personal, dicen que son más felices y, a menudo, más productivos que en las oficinas tradicionales.

Dependiendo de cómo lo mida, los empleados remotos como estos representan entre el 5,3 por ciento (aquellos que generalmente trabajan desde casa) hasta casi dos tercios (que trabajan remotamente) de la fuerza laboral de los EE. UU., Un número que ha aumentado desde la llegada de una conexión de banda ancha doméstica confiable y robusta a principios de esta década. Los cambios que ha introducido el trabajo remoto han sucedido tan gradualmente que quizás no te hayas dado cuenta. Pero su creciente popularidad está cambiando la forma en que trabajamos, las herramientas que utilizamos para trabajar, cómo nos comunicamos en el trabajo e incluso las horas que trabajamos. También está conectado a los cambios de población de las grandes ciudades a las áreas menos pobladas, y está volcando los sectores de bienes raíces comerciales, tanto en términos de cómo están diseñados los espacios y dónde están ubicados. Lo que alguna vez fue una rareza entre un grupo selecto de trabajadores se está convirtiendo rápidamente en una característica definitoria del futuro del trabajo.

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