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Montar explosivos caseros no es un asunto limpio. Como los invisibles virus que se reparten por doquier tras un estornudo inesperado, los residuos de los productos con los que se elaboran las bombas se quedan pegados a las manos y de ahí van a las asas de la bolsa donde se van a transportar o al volante del coche del terrorista. Aprovechando esa circunstancia, un consorcio de empresas europeas liderado por la española Indra ha desarrollado el primer prototipo de Optix, un sistema de detección que puede ayudar a detectar explosivos identificando esos residuos inadvertidos. Gracias a un sistema de láseres esta máquina es capaz de identificar con precisión la estructura atómica y molecular de los ingredientes de las bombas.
Además, el dispositivo, que ya ha sido probado con éxito tanto en el laboratorio como en simulaciones al aire libre, consigue reconocer cantidades inferiores a un miligramo de explosivo, sólido o líquido, desde una distancia de hasta 20 metros. Con esta capacidad dará más seguridad a los encargados de analizar una situación con posible riesgo, como un coche abandonado que podría estar cargado de bombas, pero también hará menos engorroso para los ciudadanos los controles para buscar este tipo de artefactos.
El proyecto, que ha contado con un presupuesto de 3,3 millones de euros, 2,4 de ellos aportados por la Comisión Europea, se ha desarrollado durante los últimos cinco años con el objetivo de mejorar la capacidad de las fuerzas de seguridad para hacer frente a los ataques terroristas que emplean bombas improvisadas, un 60% del total según datos ofrecidos por Indra.
Para lograr sus objetivos, Optix combina tres tecnologías que se han ido desarrollando durante los últimos años y han involucrado a un buen número de instituciones. Por un lado, la espectrometría LIBS, que identifica la señal que envían un grupo de átomos al romperse bajo un rayo láser. Para el desarrollo de esta tecnología se contó con la Universidad de Málaga. La segunda tecnología aplicada es la espectrometría Raman, que mide cómo vibran las moléculas de los explosivos cuando son excitadas mediante láser. La vibración distinta de cada tipo de molécula permite que con esta técnica se pueda identificar con precisión qué tipo de explosivo se tiene delante. Por último, Optix cuenta con un sistema de espectrometría por absorción infrarroja, que caracteriza las muestras en función de la frecuencia de radiación infrarroja en la que emiten.
Junto a la posibilidad de mejorar los sistemas de seguridad, las compañías involucradas y la UE confían en que este desarrollo suponga un impulso para la industria europea en el ámbito de la seguridad. Para empezar a probar la capacidad del prototipo frente a quienes lo deberán utilizar, ya se han organizado encuentros con expertos de la Guardia Civil, de los Mossos D ‘Esquadra o la Ertzaintza, y de fuerzas de policía de Rumania, Polonia e Italia, para mostrarles la tecnología y sus posibilidades.

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